La leche materna tiene un efecto protector a la obesidad adulta. (Foto: joseadolforv/Flickr)

La leche materna tiene un efecto protector a la obesidad adulta. (Foto: joseadolforv/Flickr)

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Durante años, los científicos han encontrado un vínculo entre la lactancia materna y la futura salud de los niños, entre ellas las posibilidades de que este sufra de obesidad.

Un estudio de la investigadora Marie Françoise Rolland-Cachera, del Etude Longitudinale Alimentation Nutrition Croissance des Enfants, muestra que la nutrición durante los dos primeros años de vida de un bebé tiene consecuencias en su salud y peso que persisten hasta la adultez.

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La investigación, publicada en The Journal of Pediatrics, analiza la dieta de 73 bebés que nacieron entre 1984 y 1985 cuando estos tenían 10 meses y cuando tenían 2 años. Entre los datos recopilados está información sobre la frecuencia de la lactancia y la ingesta nutricional durante estos dos periodos.

Esta información fue actualizada cada dos años hasta que las muestras cumplieron 20 años. Al llegar a este hito, los participantes fueron medidos en altura, peso y composición del cuerpo (masa corporal entre otros), notó Science Daily.

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Los resultados muestran que los beneficios de la lactancia materna quedan demostrados claramente al notar que la ingesta nutricional hasta los dos años está relacionada con la reducción de la grasa corporal a los 20 años. Del mismo modo, usando la estadística, queda demostrado que un mayor consumo de grasas hasta los 2 años está relacionado a menor masa corporal a los 20 años.

“Nuestro estudio muestra, por primera vez, que si tomamos en cuenta la dieta luego del periodo de lactancia, el efecto protector de la leche materna frente al riesgo de la obesidad es claramente aparente”, indicó Rolland-Cachera.

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Destacó que la dieta de los niños es caracterizada por un alto consumo de proteína y bajo en grasa. En cambio, la leche materna es alta en grasas y contiene pocas proteínas.

De acuerdo a las recomendaciones de los médicos, los padres no deben restringir el consumo de grasas en los bebés hasta que estos cumplan 3 años. Esto para que los menores lleguen a los requerimientos de crecimiento y cumplan con un rápido desarrollo de su sistema nervioso.

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Destacaron que si bien el organismo del niño puede autoprogramarse para lidiar con el déficit de grasa, esta adaptación hace que sea más probable que sufra de problemas de obesidad durante su etapa adulta.

“Los efectos beneficiosos de la leche materna pueden ser ocultados por una dieta baja en grasas luego de que termina el periodo de lactancia; sin embargo, si se siguen las recomendaciones oficiales (no restringir las grasas hasta que los niños cumplan 3 años) se pueden notar los beneficios”, dijo Sandrine Péneau, coautora del estudio.