(Video: Cortesía Deutsche Welle)

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La organización terrorista EIIS proclamó un califato islámico en Irak, pero sus actuales aliados persiguen objetivos diferentes. ¿Podrá EIIS llevar a cabo sus planes sin su cooperación?

Las primeras víctimas ya fueron crucificadas por estar en contra de los preceptos fundamentalistas islámicos que pregona EIIS (ISIS, por sus siglas en inglés). Las mujeres solo pueden ir por la calle completamente ocultas por una burka. En los restaurantes no se permite vender ni consumir bebidas alcohólicas ni cigarrillos. Ese es el escenario del comienzo del califato, o “Estado islámico de Irak y Siria”.

Muchos de los habitantes de esos países deberán acostumbrarse a una vida regida por la sharía, la ley islámica, ya que, según el portavoz de EIIS, Abu Mohammed Al Adnani, el califato se extenderá desde Alepo, en el norte de Siria, hasta la región de Diyala, en el este de Irak.

A partir de ahora, la organización, que tiene por objetivo nada menos que unir al mundo musulmán anulando las fronteras, pasará a llamarse solamente “Estado islámico”. El líder de EIIS, Abu Bakr Al Baghadi, será el califa de lo que es “un sueño para todo musulmán” y “el deseo de todo yihadista”, según señaló el portavoz.

¿El fin del Acuerdo de Sykes-Picot?

El concepto en el que se basa EIIS para fundar un Estado islámico es dar por tierra con las fronteras que delimitó el Acuerdo de Sykes-Picot, en 1916, entre Gran Bretaña y Francia, el cual dividió al mundo árabe en varios países.
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“La promesa de derribar esas fronteras provino, en el siglo XX, de los nacionalistas panárabes y luego de los islamistas moderados”, explica Stephan Rosiny, del Instituto de Estudios Globales GIGA, de Hamburgo.

“Ninguna de esas dos agrupaciones cumplió con lo prometido y esa es ahora la meta de los yihadistas“, agrega.

Pero es justamente esa aspiración a un Estado islámico sin fronteras lo que podría minar el éxito de EIIS, ya que la coalición —formada por combatientes de diversas tribus étnicas, seguidores del derrocado expresidente Saddam Hussein, islamistas sunitas y yihadistas radicalizados— está unida por un denominador común: derrocar el gobierno de Nuri Al Maliki.

No todos los grupos que se aliaron con EIIS podrán sacar provecho de un califato. “EIIS difícilmente podrá establecer y mantener un califato que se extienda a lo largo de grandes territorios, ya que su concepto de islamismo es diferente al del de los sunitas en los territorios conquistados”, señala Rosiny.

No todos están de acuerdo con EIIS

Sobre todo se plantea el interrogante acerca de cómo sobreviviría un califato de ese tipo, cuyo gobierno y cuyas fronteras no están legitimados ni son reconocidos por la comunidad internacional. Eso ocasionaría un aislamiento económico y político que le traería grandes problemas en el futuro. Es por eso también que algunos grupos, como Ansar Al Sunna, están a favor de un califato, pero dentro de los límites de Irak.

El partido iraquí Hermanos Musulmanes, por su parte, apoya la creación de una provincia independiente de Bagdad en lo militar, en lo jurídico y en lo económico, pero no quieren romper el vínculo con el gobierno central de Irak.

La organización terrorista EIIS tendrá que buscar otros socios para que apoyen sus objetivos y no es seguro que los halle. Sin embargo, eso no significa que la situación de Irak mejore, ya que se teme que el grupo pueda tener tanto poder como para llevar a cabo sus planes sin ayuda de otros.

(Fuente: Deutsche Welle )

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