(Foto: Cortesía Museum Warschauer Aufstand)

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Fue el último intento de los polacos de levantarse en armas contra Hitler. Una fecha con enormes consecuencias para la historia de Europa, en opinión del periodista Bartosz Dudek.

El Levantamiento de Varsovia, que comenzó el 1 de agosto de 1944, fue una de las mayores masacres de la historia mundial: al menos 150.000 civiles perdieron la vida en los 63 días que duró.

Ni la bomba atómica en Hiroshima causó tantas víctimas inocentes. La ciudad que anteriormente se llegó a conocer como el “París del este” se convirtió en un paraje de desolación. Y no solo decenas de miles de niños, mujeres y hombres indefensos fueron brutalmente asesinados, sino que también la élite intelectual de Polonia acabó diezmada.

Fue un apocalipsis ordenado por Hitler con la ayuda pasiva de Stalin, cuyo ejército observó el exterminio, impasible, desde la otra orilla del Vístula. Una tragedia sin comparación en una capital europea ante los ojos del mundo en aquel entonces, que sin embargo hoy, fuera de Polonia, apenas se recuerda.

A pesar de todo, la generación de la posguerra en Polonia ha sabido sacar sabias conclusiones de la sangrienta derrota durante el levantamiento. La lucha contra la dictadura comunista que siguió a la guerra se llevó a cabo con medios pacíficos, con apoyo de la Iglesia católica y las experiencias de la generación de veteranos del levantamiento.

El sindicato “Solidarnosc” (“Solidaridad”), el primer movimiento masivo democrático del Este de Europa después de la guerra, desafió al imperio soviético. El amor a la libertad de los polacos, aunque totalmente desbordado en el mar de sangre de 1944, volvió a resurgir y a dar esperanza a la gente 45 años después. En retrospectiva, “Solidarnosc” fue un ejemplo a seguir. El movimiento fue una fuente de valor para la revolución pacífica del este de Alemania, y fue un elemento decisivo en la caída del Muro de Berlín.

Hoy, Varsovia es una ciudad floreciente. Polonia es un país democrático, y ve a Alemania como aliado y apreciado vecino. Gracias a la aceptación de la culpa de Alemania, por una parte, y al generoso perdón de Polonia, por la otra, ambos Estados se encuentran tanto económica como políticamente más cerca que nunca. Teniendo en cuenta la terrible barbarie alemana de 1944, se trata de todo un milagro de la historia.

(Fuente: Bartosz Dudek/Deutsche Welle )