(Foto: Wikimedia)

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Pese a su cómoda victoria en abril de 2013, el apoyo al empresario Horacio Cartes, con el que volvió al poder el Partido Colorado, va en picada. Su gobierno es el más impopular en un cuarto de siglo, según las encuestas.

Cartes asumió el 15 de agosto de 2013, sucediendo en el cargo a Federico Franco, que fue vicepresidente de Fernando Lugo, y accedió a la presidencia cuando el ex obispo católico fue destituido en junio del 2012 mediante un juicio político.

“Comparto la opinión del pueblo que dice que su gestión ha sido pésima. Desde el comienzo se ha visto una insensibilidad total del régimen hacia las necesidades urgentes de la población. Eso se vio claramente en la coyuntura trágica de la gran creciente del río Paraguay, que ha dejado sin hogar a entre 100.000 y 200.000 personas“, afirma el ingeniero agrónomo Miguel Lovera, quien fuera presidente del Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas (Senave), durante el gobierno de Lugo.

“Un 25% de la población vive en la pobreza y la solución que han encontrado es bajar los valores de manera que la pobreza se redujera al 11%, eso es una burla a la población. El gobierno está más intersado en ese tipo de maniobras que en trabajar en la solución de los problemas“, afirma Lovera.

Un 3% de la población es gente muy rica

Para Martin Almada, un reconocido activista y defensor de los Derechos Humanos durante la dictadura de Alfredo Stroessner, un 80% de la población se siente defraudada por la promesa de campaña de Cartes de que crearía empleos.

“No ha hecho nada. Para él lo importante es llevar adelante la política de privatizaciones. La política neoliberal que practicó Menem en Argentina la está aplicando Cartes en Paraguay a rajatabla. En Paraguay entre 2 y 3% de la población es gente muy rica, un 10% es clase media en vías de extinción y un 90% es pobre“, afirma.

Sin embargo Almada destaca que Paraguay es un país rico. “Es el más rico del Cono Sur, porque tiene energía eléctrica que vende a Argentina y Brasil, y tiene una producción bovina, la mejor de la región. Está superando a Argentina en la calidad de la carne. Pero aquí el pueblo no come carne, ni toma leche. El pueblo no tiene acceso a la electricidad“, lamenta.

Almada señala irónico que la única medida positiva de la gestión de Cartes es haber transparentado los sueldos de los funcionarios del Estado. “Un grupito de gente gana sueldos estratosféricos. En la época de Lugo había atención médica. Mejoró la salud y la atención médica, pero los avances que introdujo Lugo se han perdido. Hemos retrocedido 50 o 100 años“.

La economía es primaria

Tanto Lovera como Almada coinciden en que el mayor desacierto de la gestión de Cartes ha sido la falta de creación de empleos y eso se debe a que no se crea valor en fábricas procesadoras, todo se exporta en estado primario.

“La frontera del agronegocio avanza cada vez más, va conquistando nueva tierra y eso hace que el productor y el campesino abandone su tierra y la producción agrícola que es la que provee alimentos para la población. El 70% de los alimentos, sobre todo de origen vegetal, de Gran Asunción y el Departamento Central, que es donde vive más del 50% de la población del país, son importados“, afirma Lovera.

“El país se endeuda y la producción disminuye. Paralelamente el gobierno aumenta el costo del peaje por circular en las rutas nacionales duplicando su costo. Eso significa gastos muy onerosos para un pueblo que produce poco“.

Almada asegura que la herencia de Stroessner sigue viva: dejó un legado de miedo y una población sin acceso a la educación. “Un país con superávit de energía debiera haber creado empresas, fábricas, procesar la carne y exportarla procesada. Aquí se vende todo en bruto. No hay fábricas. Stroessner tenía miedo de que las fábricas produjeran sindicatos y huelgas. La lucha de clase está prohibida por ley“.

“Es la continuación del gobierno anterior, todos los funcionarios más cercanos a Cartes son nostálgicos de la dictadura. Hay una total impunidad“, sostiene Almada.

(Fuente: Eva Usi/Deutsche Welle )