Síguenos en Facebook



La muerte de Michael Brown es trágica y un ejemplo de que EE. UU., como muchos países, está lejos de ser una sociedad “post racial”. Una solución no es fácil, pero dos medidas son esenciales, dice Michael Knigge.

En sus palabras conmovedoras después de la muerte a tiros del adolescente de Florida Trayvon Martin y la posterior controvertida decisión judicial que dejó en libertad al autor de los disparos, Barack Obama dijo que si bien Estados Unidos no era una sociedad post-racial, “cuando hablo con Malia y Sasha y escucho a sus amigos y los veo interactuar, constato que son mejores que nosotros. Sobre todo en estos temas. Y eso es válido para todas las comunidades que he visitado en el país”.

“Se han logrado enormes progresos hacia la igualdad racial en los últimos años. Cincuenta años después de la Ley de Derechos Civiles, más afroamericanos terminan la escuela secundaria y la universidad, menos viven en la pobreza y más son propietarios de casas en comparación con 1964. Además, como señal de participación política, en la elección presidencial de 2012 la participación electoral de los afroamericanos superó, por primera vez, a la del electorado blanco.

Dos caras de la misma moneda

Sin embargo, esas aleccionadoras estadísticas son solo una cara de la moneda, como lo es también el comentario de Obama de que las relaciones entre afroamericanos y blancos en todas las comunidades que ha visitado son hoy mejores que hace una década. Otras estadísticas demuestran que la igualdad es todavía más un noble objetivo que una realidad tangible. Las diferencias en el desempleo y los ingresos entre los afroamericanos y los blancos siguen siendo preocupantes y una cantidad desproporcionada de afroamericanos continúa viviendo en la pobreza.

La igualdad ha sido especialmente difícil de alcanzar para muchos hombres afroamericanos. Según un estudio del Pew Research Center del año pasado, la tasa de encarcelamiento de los hombres afroamericanos en Estados Unidos es actualmente mayor que en 1963: los hombres afroamericanos tienen seis veces más probabilidades de ir a prisión que los hombres blancos.

Si continúan las tendencias actuales, uno de cada tres afroamericanos varones nacidos en 2001 irá a la cárcel durante su vida, en comparación con una tasa de uno cada 17 para los blancos. Y si bien no existe un estudio definitivo, la investigación también sugiere que los hombres afroamericanos tienen más probabilidades de ser detenidos y ser blanco de disparos por parte de la policía.

No es un caso aislado

Solamente este mes, se lee en la revista “Mother Jones”, incluyendo a Michael Brown en Ferguson, Missouri, cuatro hombres afroamericanos desarmados han sido matados en circunstancias controvertidas por la policía de Estados Unidos, desde Nueva York, pasando por Ohio hasta California. Eso no quiere decir que cada uno de esos casos haya sido una muerte ilegal, pero sí sugiere que existe un problema de extralimitación y sesgo racial en la aplicación de la ley en Estados Unidos.

Sugerir que hay soluciones rápidas a temas tan complicados como el racismo y la desigualdad es incorrecto. No hay soluciones fáciles para acabar con los prejuicios raciales y los arraigados estereotipos en relación con los afroamericanos y otras minorías en la sociedad. Tampoco hay respuestas fáciles sobre cómo mejorar rápidamente las difíciles condiciones económicas en que viven hoy aún muchos afroamericanos.

Pero una cosa puede y debe hacerse: terminar con la discriminación racial en la policía de EEUU. En Ferguson, la ciudad de Missouri en la que Michael Brown recibió el disparo mortal, viven predominantemente afroamericanos (67 por ciento). Su policía, sin embargo, está compuesta por 53 agentes blancos y tres no blancos. Además la ciudad se ha visto sacudida por tensiones raciales en los últimos tiempos.

Ferguson no es la excepción

Ferguson no es un caso aislado. Como escribió la “Nueva República”, en una encuesta realizada en 2007 por el Departamento de Justicia se constató que “la policía en ciudades del tamaño de Ferguson (21.000 habitantes) está compuesta en promedio por un 87,5 por ciento de agentes blancos y un 5,6 por ciento de agentes negros. El promedio nacional para todas las policías locales se sitúa en un 75 por ciento de agentes blancos. Eso es simplemente indefendible y tiene que ser cambiado.

La otra medida a largo plazo debe ser invertir más en la educación de los niños afroamericanos, a efectos de darles una oportunidad real de que los pronósticos no se cumplan.

Ambas medidas, la eliminación de la segregación y el fomento de la educación, no garantizan que casos como el de Michael Brown no ocurran, pero por lo menos van a aumentar las probabilidades de que no vuelvan a suceder.

(Fuente: Michael Knigge/Deutsche Welle )