Estallido de coche bomba en Bagdad. (Foto: Wikimedia)

Estallido de coche bomba en Bagdad. (Foto: Wikimedia)

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Tras las ocupaciones de los guerrilleros del ISIS, la inestabilidad campea en Irak. Las estrategias del gobierno no podrán tranquilizar la situación, dice el experto en Oriente Medio Günter Meyer.

Mosul, la segunda ciudad más grande de Irak, está bajo control de los rebeldes radicales islamistas desde el martes (10.06.2014). Por el momento, ya iniciaron el camino a otras ciudades, entre ellas, Bagdad. Desde principios de este año, los guerrilleros sunitas ocupan la ciudad Faluya y parte de la provincia de Anbar. Tras los ataques está el grupo Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS).

Deutsche Welle: ¿Por qué no termina de controlar el terror en Irak el presidente Nuri Al-Maliki?

Prof. Günter Meyer: Sobre todo porque tras la retirada de tropas de los Estados Unidos en el año 2011, él hizo todo lo posible para desviar el poder a los territorios chiítas. Ahora estamos viviendo una lucha brutal bajo la batuta del presidente Al-Maliki, que intenta situar en las posiciones de liderazgo al pueblo chiíta, otrora oprimido bajo el régimen de Saddam Hussein. En estas circunstancias tenemos que observar la situación en el noroeste del país, en los territorios de los sunitas árabes. En 2007, fue el punto álgido de atentados de terroristas sunitas contra tropas estadounidenses y el gobierno.

Entonces, los estadounidenses embarcaron en su causa al pueblo que vivía en los territorios sunitas para que se uniesen a los jefes de las tribus. Gratificaron a los guerrilleros de las tribus por su éxito contra los militantes sunitas de Al Qaeda en Irak. Cuando los estadunidenses se marcharon, Al-Maliki ni siquiera pensó en continuar con este apoyo de los sunitas. Tampoco contempló las propuestas de puestos de trabajo para los miembros de estas tribus sunitas. En vez de eso, comenzó una discriminación masiva contra el pueblo sunita.

En el pasado, Al-Maliki utilizó principalmente la fuerza militar para evitar los ataques de sus contrarios. Esta vez, los soldados se retiraron. ¿Qué ha pasado?

En Mosul vimos cómo cientos de guerrilleros del ISIS entraron en la ciudad y la tomaron a pesar de que muchos militares estaban allí estacionados. Este éxito del ISIS se puede aclarar debido a que aquí la mayoría de habitante son sunitas que consideran al gobierno provincial como un gobierno de ocupación en manos de chiitas. Mientras, en los alrededores, las tribus sunitas son mayoría. La gente no simpatiza con los objetivos de los atacantes. Pero en parte, están detrás de los guerrilleros del ISIS porque estos últimos sí les protegen contra el gobierno antisunita de Bagdad.

¿Se podría impresionar al ISIS si Al-Maliki hiciese concesiones a la minoría sunita?

Creo que la situación ya está tan avanzada que el ISIS no se dará por satisfecho con eso. Consiguieron enormes éxitos militares y tienen el apoyo de una gran parte del pueblo. No pensarán en llegar a un compromiso que se oponga a su objetivo de constituir un califato islamista.

Estados Unidos ofreció ayuda, Bagdad pidió a los kurdos del Norte que enviasen sus milicias a Mosul y Al-Maliki quiere armar al pueblo para marchar contra los guerrilleros del ISIS. ¿Podría tener éxito alguna de estas estrategias para recuperar los territorios ocupados?

Estados Unidos ya entregó armas a Al-Maliki hace meses, tras la ocupación de Faluya y Ramadi, para contrarrestar a los terroristas. Mucho más no podrá hacer. Tampoco se puede contar con el apoyo del Kurdistán. En las últimas semanas aumentaron los enfrentamientos entre el gobierno de Bagdad y los exportadores de petróleo de la zona kurda. Los kurdos construyeron su propio oleoducto y exportan petróleo a través de Turquía hacia el Mediterráneo. El gobierno iraquí intenta evitar que los consorcios internacionales compren el petróleo. El conflicto entre el Kurdistán autónomo y Bagdad indica que los kurdos no acudirán a ayudar a las tropas gubernamentales en Mosul. La llamada a las milicias populares tampoco ayuda a los sunitas del norte. Las tribus allí presentes no querrán ser quienes apaguen el fuego encendido por el gobierno antisunita.

¿Qué posibilidades de negociación tiene el presidente?

Solicitó que el Parlamento aprobase la entrada de la ley de emergencia, es decir, el derecho de guerra. El jueves se decidirá sobre ello. Si además entran los estadounidenses actuando con sus tropas contra el pueblo sunita, la resistencia del norte aumentará. Además, hay que contar con la situación geoestratégica. Al-Maliki tiene el apoyo de la cúpula iraní y coopera estrechamente con el gobierno sirio. Para los guerrilleros del ISIS, el eje chiíta que va desde Teherán y Bagdad hasta Damasco y el sur del Líbano sirve para bloquear sus apoyos. En gran parte, la financiación y las armas procedentes de Arabia Saudi. También Turquía tiene interés en debilitar a los chiitas. Sus armas pasan a Siria para terminar después en manos de los guerrilleros del ISIS. Esta relativamente claro por dónde prende la marcha de los rebeldes sunitas en Irak.

¿Qué pasará en Irak en las próximas semanas o meses?

No creo que exista posibilidad alguna para tranquilizar la situación. Al contrario, todo parece indicar que habrá una escalada de la lucha de podres entre sunitas, chiítas y kurdos. La guerra civil en Irak, que podría derivar en el final de la unidad nacional, ya ha empezado. Y no creo que este conflicto pueda ser solucionado pro la vía pacífica.

Prof. Günter Meyer es profesor de geografía en la Universidad de Maguncia y director del Centro de Investigación para el Mundo Árabe.

(Fuente: Deutsche Welle )