(Foto: Cortesía RIA Novosti)

(Foto: Cortesía RIA Novosti)

Síguenos en Facebook



Este domingo (16.03.2014) la península ucraniana de Crimea decidirá por referéndum sobre su anexión a Rusia. La mayoría es prácticamente segura.

Pero incluso aunque se quiera independizar, la península es totalmente dependiente de Ucrania para garantizar el abastecimiento energético. Agua, gas y electricidad llegan a través de un pequeño corredor que sirve de istmo a la península. Aparte de una conexión de ferry por el estrecho de Kerst, aun no existen vías que conecten con Rusia.

“No hay otra posibilidad aparte del abastecimiento a través de Ucrania, aunque Crimea quiera ser parte de la Federación Rusa”, dice Gabrielle Baumann, directora de la oficina exterior de la Fundación Konrad Adenauer en Kiev.

En los años sesenta, Crimea ya tuvo dificultades para su abastecimiento. En 1954, la península se unió a la Republica Soviética de Ucrania. “Fue por razones económicas. La península no podía ser abastecida desde Rusia. Sobre todo de agua”, dice Wolfram Rehbock, presidente de la Agencia de Energía Euroucraniana. Lo que podía haberse entendido como un regalo de Kruschev a los ucranianos, era meramente una solución al problema energético.

El agua del río

Actualmente, Crimea sigue siendo dependiente. Con un clima seco y cálido, la mayoría de los pantanos y ríos se secan en verano. La mayor parte del agua (más del 80%) llega a través del río Dniéper. El canal del norte toma agua en Kajovka y la conduce a través del Istmo de Perekop para ramificarse después por toda Crimea.

En cuanto a la energía, la península consume más de 1.200 megavatios cada año. Aunque haya cuatro centrales térmicas, éstas sólo aportan la décima parte del consumo. Cerca del 90% se importa desde Ucrania a través de Perekop y la península Chonhar. Asimismo, Crimea importa el 90 % de los alimentos y productos industriales de Ucrania.

La península es únicamente independiente en cuanto al consumo de gas. La empresa estatal ucraniana Cernomorneftegaz extrae gas y petróleo en la costa occidental y en el mar de Azov. Así se cubrirían las dos terceras partes del consumo.

“Y las perspectivas en Crimea son relativamente buenas. A través del gas podrían incluso convertirse en una nación exportadora de energía”, dice Rehbock apuntando a posibles yacimientos del mar Negro. El resto del gas necesario viene a través de un gasoducto desde Ucrania.

Un nuevo pacto energético

Tras el sí a la Federación Rusa, esta situación podría cambiar en Crimea. El istmo de Perekop está en territorio ucraniano y Kiev podría, teóricamente, cortar el flujo de agua dejando a dos millones de habitantes en dique seco. “Pero *no creo que se cierren la vías de abastecimiento*”, dice Rehbock. Cerrarlas sería una catástrofe humanitaria y “aquí nadie quiere eso”, continúa el experto.

Además, igual que Crimea es dependiente de Ucrania, también esta última depende de Rusia. Por eso parece inevitable llegar a un acuerdo entre ambas partes. “Cualquier bloqueo de las vías de abastecimiento conllevaría una reacción de la parte contraria y Rusia podría cerrar también el flujo de gas hacia Ucrania”, dice Rehbock.

¿Un puente hacia Rusia?

Una alternativa al acuerdo con Ucrania sería difícil a falta de vías adecuadas de abastecimiento. Ya hace tiempo que se produjeron los primeros intentos y desde los años noventa se habla de tender un puente hasta Rusia. En la crisis actual el tema volvió a ponerse sobre la mesa. Si finalmente Crimea se anexiona, aclaraba el presidente Medwedjew, se podría construir ese puente. Un proyecto que costaría unos 500 millones de euros para los 4,5 kilómetros. Para conseguir un abastecimiento pleno de energía, todavía se necesitarían unos cuantos años más.

(Fuente: Deutsche Welle )