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¡Asu mare!, la película es el nombre del último éxito comercial del entretenimiento nacional. En el momento en que se escriben estas líneas, ya son más millón y medio de espectadores que se han divertido con las ocurrencias de Carlos Alcántara, el actor/personaje cuyo unipersonal, en el que se basa esta producción, fue un rotundo éxito que se ha mantenido por cuatro años en las tablas, gracias a su innegable talento y carisma.

Pero no es precisamente de las cualidades actorales del buen ‘Cachín’ de las que trata este post, sino del intenso debate sobre el cine peruano, sus limitaciones, posibilidades y necesidades, que se ha desatado a partir del éxito de la película.

Uno de los primeros en pronunciarse fue Joel Calero, cineasta cuya ópera prima, Cielo oscuro (2012), demoró varios años en estrenarse. Dice Calero, en un post publicado en Cinencuentro, que el éxito de ¡Asu mare! era irrepetible, porque “no se trata de un hecho cinematográfico, sino de un fenómeno sociológico” basado en la figura de su protagonista, “lo más parecido a un equivalente masculino de Gisela Valcárcel”, cuya success story conecta con las grandes audiencias.

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