Pese a su perfil bajo, fue un actor reconocido por sus años de carrera. (Fotos: flickr.com/gabrieltyner)

Pese a su perfil bajo, fue un actor reconocido por sus años de carrera. (Fotos: flickr.com/gabrieltyner)

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Por Jorge Esponda / @hombrequeduerme

El de Dennis Farina (Estados Unidos, 1944-2013) fue uno de esos casos en los que su rostro se volvió tan reconocible a pesar de haber tenido una carrera cercana al perfil bajo. En el inmenso universo de Hollywood su historia se escribió principalmente gracias a la televisión.

Fue Michael Mann quien lo convocó cuando todavía era policía en funciones para poner su porte de tipo duro al servicio de personajes de autoridad tanto dentro como fuera de la ley.

Tal vez de todas sus actuaciones la más recordada por el público peruano sea la del teniente Mike Torello en Historia del Crimen, donde se dedicaba a perseguir a mafiosos italianos de Chicago a Las Vegas al ritmo de Runaway de Del Shannon. Pero antes ya había sido recurrente en Miami Vice e incluso en el debut cinematográfico de Mann: Thief.

En los 80, su papel de gloria en el cine fue el del mafioso que se vuelve en uno de los varios perseguidores de Robert De Niro y Charles Grodin en la popular Fuga a la Medianoche.

Pero establecido dentro del estereotipo de matón o policía curtido, Farina se mostró siempre como un actor muy solvente, poniéndose por encima de varias de las producciones en las que participó, siempre y cuando las condiciones se lo permitieran.

En los años siguientes se le pudo ver en películas donde esa política del gesto antes que nada lo llevó a lucirse como nunca antes. Los matones postarantinianos de Get Shorty y Snatch lo llevaron a tener una breve popularidad que fue suficiente para mantenerse en actividad en realizaciones más recientes para la pantalla chica como La Ley y el Orden y la serie de HBO Luck, junto a Dustin Hoffman.