Objetos personajes de Marie Curie continúan siendo radiactivos. (Foto: Smithsonian Institution Archives)

Objetos personajes de Marie Curie continúan siendo radiactivos. (Foto: Smithsonian Institution Archives)

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Marie Curie fue una precursora en el estudio de la radioactividad, estudios que no solo le valieron dos premios Nobel, sino que también le costaron su salud. Y es que el efecto perjudicial por sus objetos de estudio deterioró su fortaleza y le causaron una muerte prematura a los 66 años.

Este sacrificio involuntario, ya que en esos tiempos no se conocían las consecuencias perjudiciales de la radiación, queda plasmado en sus posesiones personales. Y es que sus cuadernos de notas son guardados en una caja de plomo en la Biblioteca Nacional de Francia.

Una persona que quiera manipular estos elementos necesita de ropa protectora y, además, de firmar un documento que exime de responsabilidad a la institución.

Según The Christian Monitor, Marie Curie, junto a su esposo Pierre, vivían rodeados de radiación ionizante. La científica incluso solía llevar en sus bolsillos botellitas de polonio y radio.

Poco después del descubrimiento de la radiación, los científicos especularon que esta energía nunca antes vista tenía beneficios a la salud. Este error tragicómico causó que se comercializaran productos desde la pasta de dientes a sales para baños con elementos radiactivos bajo la idea de que curaban padecimientos como el insomnio y hasta el cáncer.

Esta situación se mantuvo hasta 1938, cuando “la Ley Federal de Alimentos, Medicamentos y Cosméticos de Estados Unidos”:http://es.wikipedia.org/wiki/Ley_Federal_de_Alimentos,_Medicamentos_y_Cosméticos_de_Estados_Unidos prohibió el uso de productos radiactivos.

Es así que Madame Curie no solo avanzó con sus aportes el conocimiento de la ciencia, sino que también ‘donó’ su cuerpo para saber las consecuencias de estos elementos en la salud de los humanos.