(Foto: USI)

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Muchas veces las personas ponemos en práctica ciertas costumbres caseras pensando que es lo mejor para mantenernos bien. Pero cuidado, no todo lo que parece sano realmente lo es, sobre todo si aplicamos –sin asesoría profesional – un régimen distinto en cuanto a nuestra alimentación diaria.

A continuación te presentamos cinco ejemplos:

Comer en porciones pequeñas durante todo el día
Si bien es sabido que alimentarse así es bueno para el metabolismo, sobre todo para aquellas personas que desean adelgazar, algunos datos científicos todavía no confirman esta teoría. Investigadores de la Universidad de Purdue, en Estados Unidos, que estudiaron a un grupo de hombres con una dieta alta en proteínas y baja en calorías, descubrieron que los participantes que comían muchas raciones pequeñas sentían más hambre que los que ingerían raciones más grandes. A eso se agrega que ningún grupo perdió más peso que el otro.

Usar salsas de ensaladas sin grasa
Consumir ensaladas con salsa sin grasa podría perjudicar la absorción de los elementos nutritivos que contienen las verduras. Los carotenoides – vinculados a la lucha contra el cáncer, y las enfermedades del corazón y de la vista – se absorben mejor con salsas ricas en grasa.

Consumir productos ‘100% naturales’
Esta clase de productos podrían, en realidad, ser tratados con ingredientes como almíbar de maíz de alta fructuosa, benzoato de sodio o productos modificados genéticamente.

Beber mucha agua embotellada
Según la Clínica Mayo, el agua embotellada no es más sana que la del grifo, ya que las organizaciones que monitorean la calidad de ambas utilizan los mismos estándares de calidad. En cuanto a los beneficios, los productores de agua envasada no siempre especifican la fuente del agua o sus métodos de tratamiento. Así que mucho cuidado.

Usar mucho protector solar
Siempre es importante aplicar esta clase de producto para cuidar la piel cuando nos exponemos al brillo solar. Sin embargo, dermatólogos de todo el mundo aconsejan utilizar productos que bloqueen los rayos nocivos físicamente, sin absorberse en la piel como el óxido de zinc o el dióxido de titanio.

(Fuente: RT en español)